No hay duda que el último proceso electoral ha dejado sembradas muchas dudas sobre diversos temas cruciales para el desarrollo de nuestro país. Uno de ellos, no necesariamente el más importante, pero que tiene que ver directamente con el desarrollo de las empresas: EL ROL SUBSIDIARO DEL ESTADO.
El Artículo 58° de nuestra constitución dice que “La iniciativa privada es libre. Se ejerce en una economía social de mercado.”
La esencia de la economía de social mercado es el lema: Tanto mercado cuanto sea posible y tanto Estado cuanto sea necesario. En este sentido el Artículo 60° de la constitución dice que “Sólo autorizado por ley expresa, el Estado puede realizar subsidiariamente actividad empresarial, directa o indirecta, por razón de alto interés público o de manifiesta conveniencia nacional.”
Ollanta Humala firmó antes de ser electo presidente del Perú las 31 Políticas de Estado del Acuerdo Nacional y por lo tanto se comprometió a cumplirlas.
La Política Décimo Sétima: Afirmación de la Economía Social de Mercado dice que “Nos comprometemos a sostener la política económica del país sobre los principios de la economía social de mercado, que es de libre mercado pero conlleva el rol insustituible de un estado responsable, promotor, regulador, transparente y subsidiario, que busca lograr el desarrollo humano y solidario del país mediante un crecimiento económico sostenido con equidad social y empleo.”
Queda claro entonces que nuestro nuevo presidente no puede alentar un cambio de la constitución para eliminar el rol subsidiario del Estado sino más bien fomentar su cumplimiento.
Pero, ¿Qué significa el Rol Subsidiario del Estado?
Según la Real Academia Española, el principio de subsidiariedad es aquel criterio que reduce la acción del Estado a lo que la sociedad civil no puede alcanzar por sí misma.
Dentro de la Economía Social de Mercado esto significa que cuando el mercado no sea capaz de cumplir su rol eficazmente para satisfacer las necesidades de la población, el Estado podría intervenir.
Ahora bien, ¿Cómo interviene el Estado?
Para que el mercado cumpla su rol éste debe ser competitivo, por lo tanto el Estado debe asegurar que lo sea combatiendo, por ejemplo, toda forma de carteles, monopolios y oligopolios, a los que se tiende naturalmente, ya que éstos van en contra del bien común y por ende atentan contra la estabilidad social. No hay mejor escenario para el consumidor que la libre competencia.
La labor entonces del Estado es hacer que el mercado funcione, ya que cuando éste funciona bien es la mejor manera de distribuir los bienes y servicios.
Esta labor debe ser transitoria hasta lograr que el mercado funcione por sí mismo.
Bajo esta lógica, que el Estado tenga una aerolínea para viajar a alguna ciudad que carezca de este servicio por no ser rentable a la actividad privada es ir en contra de ella, pues el Estado se convertiría en un jugador monopólico de esta actividad en dicha ciudad y la población, los consumidores, tendrían que aceptar lo que se les ofrece porque no tendrían otra opción.
Una mejor solución sería conseguir que vayan varias compañías a dar servicio. Para ello el gobierno tendría que intervenir y hacer que el mercado funcione dando algún tipo de incentivo económico, por ejemplo, por boleto vendido en esas localidades para que sea rentable operar allí a las compañías aéreas. Esto haría que esta población se inserte en la dinámica del mercado.
Por último, en una economía social de mercado el Estado debe ser solidario con la población más pobre del país y por lo tanto debe destinar sus escasos recursos a atender a estos ciudadanos en sus necesidades fundamentales de salud, educación y seguridad. Desde este punto de vista sería moralmente discutible que el Estado destine estos recursos a otras actividades.
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